miércoles, 8 de diciembre de 2010

tonalidades naranjas y amarillo se reflejan en ruinas,
desoladas por el frío,
reinventadas, y vueltas a destrozar
por mendigos caducos que desaparecen con las primeras luces del día.
mis tacones esquivan los despojos inútiles que encuentro en tu camino.
me acoges como si el tiempo no hubiera pasado.
bien sabemos, los dos, que hay cosas que nunca cambian.
bien sé yo que hay cosas que nunca vuelven.


no me atrevo a tocarte cuando me devuelves su historia
no me atrevo a contestarte cuando me cuentas la nuestra
cierro los ojos y desando lo recorrido entre los escombros
repudiando una estatua agrietada delante de mí,
un sueño que nadie tuvo,
una pasión que ni siquiera comenzó,
las palabras huecas que me dedicaste,
el esfuerzo perdido entre estos brazos.
es tu sangre la que tengo ahora en mis manos
es la mía la que tú tuviste
me aparto con cuidado, no quiero que se filtre entre las fisuras escondidas en mi discurso.


me miras como si yo fuera tu salvación, el ángel que puede restaurar tus malditas profundidades
te miro como si tú fueras mi condena, 
pasado que al rozar se convierte en maldición futura.
das un paso adelante
y yo retrocedo otros tantos.


Bien sabemos, los dos, que hay cosas que nunca cambian.
Bien sé yo que hay cosas que nunca vuelven. 

2 comentarios:

  1. cris... alguna vez me los recitaras al oido, o a lo mejor no hace falta que sea tan de cerca, pero pensar eso hace que sepa que tengo que volver a madrid porque por mucho que mire adelante, algunas cosas y personas no se deben dejar atras porque es imposible encontrarlas igual...

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  2. lo mismo digo, Álex. yo no quiero dejarte atrás :)

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