domingo, 5 de septiembre de 2010

de pastillas adulteradas y almas corruptas.

Veo a una médico joven. Es americana. Está sentada en su despacho. Luminoso, con grandes ventanales al fondo, que hacen que no sea capaz de distinguir perfectamente los rasgos de su rostro. Lleva traje, casi a estrenar: puedo imaginar una blanca etiqueta con un número de demasiadas cifras colgando de la manga derecha de su chaqueta. Hasta se ha puesto corbata. El uniforme de trabajo típico de esta profesión, ha debido dejarlo encerrado en cualquier armario.
Mientras juega con un bolígrafo Mont Blanc entre sus dedos (¿es de importación?), pregona las maravillas de las empresas farmacéuticas y su desinteresada ayuda a la sociedad...

Probablemente, pienso, ha recibido la mejor educación que se ofrece, en una de las universidades más prestigiosas del mundo.
Probablemente ha sacado las mejores notas de su clase durante toda la carrera, haciendo un esfuerzo titánico por superar todas las barreras que se le presentaban.
Probablemente su sueldo y posición sean el orgullo de toda su familia.
Probablemente sabe más que nadie de lo que habla.
Probablemente su ambición supera su humanidad,
probablemente 
esté 
ciega


Veo a un hombre delgado, de piel clara y ojos profundos, oscuros. Sonríe enseñando todos los dientes, y cuando lo hace se le forman unos agradables hoyuelos en las mejillas.
Lleva una raída camiseta de publicidad de una asociación solidaria, está cargando con una carretilla rebosante de leña. La deja en un terraplén cercano y da unos pasos para acercarse a sus compañeros. Se agacha junto a ellos, y comienza a colocar improvisados ladrillos de barro y paja unos sobre otros, para construir un refugio contra el monzón: el viento va a cambiar en escasas dos semanas, o eso les han dicho sus informadores.
Mientras trabaja, alguien grita dos palabras en un idioma que no logro descifrar. Él se gira sin perder la sonrisa, dando una suave palmada en el brazo de la mujer más cercana. Ésta asiente, entendiendo, y coge el bloque que él sostenía hacía apenas unos segundos, para continuar con su trabajo.
Saca de un coche cercano unos guantes, las vacunas y los pocos instrumentos que han logrado conseguir, y corre hacia la pequeña nave en que lo esperan. Un esquelético niño se ha cortado profundamente en la mano.
Él limpia la herida, anestesia la zona con cuidado (sin perder la sonrisa) mientras tranquiliza a su paciente.
Le pregunta cómo se llama, Aarush, va a necesitar tres puntos, y en qué trabajas, en la empresa de telas de mi padre, le da el primer punto, con tu edad nadie debería trabajar, estamos muy mal de dinero, le da el segundo punto, vas a la escuela, sólo algunas tardes que tengo libres, hace el nudo final, aquí hay un profesor voluntario que da clases a cualquier hora, se lo diré a mi padre no sé si me dejará, le pone la tela empapada en betadine, tienes que tener más cuidado que esas máquinas son muy peligrosas, protege la herida con gasas, le ofrece un puñado de caramelos, y abre una caja de antibióticos de un cajón casi vacío. Se ha hecho tarde para volver a edificar el refugio, así que lo lleva con él, y prepara un plato más de arroz para cenar.

Probablemente estudió en una universidad corriente, en una ciudad pequeña.
Probablemente ni siquiera era el mejor de su clase.
Probablemente sus padres le recuerdan una y otra vez que debería volver a casa a ganarse el nivel de vida que se merece.
Probablemente sea un soñador que desaprovechó la oportunidad de labrarse una buena fortuna.
Probablemente la ayuda que está brindando es incalculable,
probablemente 
él 
sea 
feliz


Texto: Clytie.

2 comentarios:

  1. casi me salta una lagrima señorita jajaja

    en serio esta genial como escribes, has venido con fuerza, tengo ganas de conocer a esta cris, al final vas a ser mas lista e interesante de lo que parecias :)

    Aun estan los estatutos por escribirse para ese blog, pero simplemente quiero mi propia sociedad de poetas muertos, quiero gente que le guste escribir, que le guste la poesia, quiero que cada uno aporte alguna poesia de vez en cuando, pero tambien las suyas propias, quiero crear un gran elenco de poemas, una antologia de la generacion perdida en la que vivimos por eso debemos escribir nosotros cosas y joder viendo con que alma escribes ultimamente creo que serias perfecta siempre que quieras en el grupo.

    Bueno que dices?

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